June 14, 2024

World Cuisine – República Dominicana

En las ollas y sartenes de la República Dominicana se cuecen a fuego lento la historia y las convulsiones de la construcción del Nuevo Mundo. África, Europa y pueblos nativos, como los taínos, se reflejan en un chenchén; en un moro de habichuelas negras o en un casabe.

En ese país, ubicado en el mismo trayecto del sol -como plasmó con tinta indeleble el Poeta Nacional de la República Dominicana, Don Pedro Mir- bañado por las aguas del Atlántico y del mar Caribe, rodeado de montañas y cocotales, la cocina criolla se prepara entre mar y tierra. Por lo tanto, para hablarles de nuestra gastronomía, resulta imperativo viajar a través de las tres regiones de la República Dominicana: el Norte o Cibao, el Suroeste y el Sureste.

La región del Cibao o Norte se extiende desde Santiago hasta Santo Domingo, en el corazón de una vasta llanura que limita al oeste con la Cordillera Central y alberga fértiles suelos que propician el cultivo de nuestros principales productos exportados, café, caña de azúcar y tabaco, y a la vez, es cuna de la provincia Duarte, reconocida como Capital Mundial del Cacao Orgánico.

La cultura gastronómica de la región del Cibao encierra la esencia del pueblo dominicano que le debe platos tan emblemáticos como el mangú (puré de plátano verde), plato que se consume como desayuno a nivel nacional y el cerdo asado en puya, receta infalible para celebrar las fiestas navideñas.

Allí también se encuentra Santiago Rodríguez, Capital Nacional del Casabe, herencia taína que ha sobrevivido la prueba del tiempo en nuestras mesas gracias a su versatilidad. Su principal ingrediente es la pulpa de yuca y consiste en un pan de forma redonda, delgado y crujiente. Entre sus típicos platos se incluye el locrio de cerdo con semilla de cajuil (el “locrio” es la versión criolla de la paella española), bollos (a base de maíz), panecicos (pan de yuca con chicharrón de cerdo), el moro de habichuelas (arroz con habichuelas negras), el chivo liniero especiado con orégano y el famoso sancocho dominicano que consiste en un caldo espeso con siete carnes diferentes, tubérculos, verduras y que se sirve acompañado por arroz.

En el Cibao, allí también está la Península de Samaná, un paraíso natural. Resalta entre sus innumerables atractivos la visita de cientos de ballenas entre noviembre y abril de cada año. Es de esperarse que los frutos marinos sean parte esencial de su gastronomía; pero resaltan dulces artesanales propios de la región como son el conconete (una galleta rústica cuyo ingrediente estrella es el coco), el jalao (es un dulce de azúcar y coco), y el pan de batata, en adición al licor de jengibre y a la típica mamajuana (bebida alcohólica con ron, vino tinto, miel y especias que se deja en maceración).

Sin embargo si nos adentramos hacia el Suroeste, nos encontramos con San Juan, conocida como “El Granero del Sur”, por su valiosa producción de granos como el arroz, maíz y habichuelas, es además destacada en la industria ganadera y en la fabricación de productos lácteos como el yogur y el queso; de ahí surge el chenchén (plato a base de maíz molido) con chivo, las habichuelas verdes guisadas, el chambre (caldo de legumbres, carnes, vegetales, arroz y tubérculos), los quesos, las habichuelas con dulce (plato de habichuelas dulces que se consume en Semana Santa) y el chacá.

Por igual, allí la cercanía geográfica con Haití ha resultado en una interesante fusión gastronómica, destacando en ella el bacalao a la criolla con papa, la guinea guisada, y el locrio de arenque.

Y si recorremos el país hacia el Sureste, región bañada por aguas cristalinas del mar Caribe, de arenas blancas e innumerables complejos turísticos, encontramos una variedad de platillos típicos que se diferencian de otros lugares en el país.

Por ejemplo, en San Pedro de Macorís, hogar de los Guloyas (figuras carnavalescas que descienden de los inmigrantes de las islas inglesas del Caribe que vinieron al país para trabajar en los ingenios azucareros durante el Siglo XIX) declarados por la UNESCO en el 2005 como Patrimonio Cultural de la Humanidad, es la cuna de la gastronomía cocola, con raíces inglesas y africanas, convirtiéndola en un referente de oferta culinaria, que incluye domplines, bollitos de harina de trigo hervidos y acompañados de salami, bacalao, pollo guisado, sardinas o alguna salsa; yaniqueques, y el famoso pescado con coco; también su reconocido licor guavaberry.

A una hora de distancia y en la misma región nos encontramos con la capital de la República Dominicana, Santo Domingo, cuna de la Catedral Primada de América y principal escenario culinario del país. Por ello mereció ser galardonado como Capital de la Cultura Gastronómica del Caribe en los años 2016 y 2017 por la Academia Iberoamericana de Gastronomía. Allí figuran restaurantes que nos permiten vivir el aporte de las migraciones que formaron la identidad dominicana, así como ofertas de distintas nacionalidades.

No obstante, en Santo Domingo es por igual muy conocida por su oferta en comida callejera, con una cantidad de food trucks, en donde se encuentran diversos platos en medio de las calles y avenidas. De estos, el más común y el más apetecido por los dominicanos es el Chimichurri. Es una jugosa adaptación dominicana de la hamburguesa tradicional. Sin embargo, la receta original del chimichurri es una salchicha de cerdo adobado a la parrilla partido en dos, dentro de un pan de corteza crujiente.

Como visto, cada región de la República Dominicana tiene sus propios platos típicos. Sin embargo, la mayoría de las comidas tienen similitudes en cuanto al uso de ingredientes: el coco, la yuca, el ají, la batata, el plátano, el aguacate, las carnes de pasto o el pescado y el marisco de la zona.

Lo que de seguro no falta en una mesa es el plato nacional, la conocida bandera dominicana. Lleva tres ingredientes básicos: arroz blanco hervido, habichuelas y carne guisada de pollo, cerdo o res. En ocasiones, también se le añaden algunas verduras en función de lo que haya en la despensa en ese momento, como ensalada, plátano maduro o verde frito y aguacate. Se trata de un plato económico y popular que, a la hora del almuerzo, ondea con orgullo en la mayoría de los hogares dominicanos.

Para más información, consultar la Guía Gastronómica del Ministerio de Turismo de la Republica Dominicana: https://es.godominicanrepublic.com/prensa/informacion-general/guias-y-folletos/

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Zonas francas en la República Dominicana: Horizonte para las industrias japonesas

S.E. Robert Takata, embajador de la República Dominicana en Japón.

Las zonas francas dominicanas nacen con la instauración de una empresa del sector azucarero en 1969. Posteriormente se han ido incorporando otras industrias a un régimen aduanero que prometió, ha sido y sigue siendo, un pilar para el desarrollo económico y social del país, pero además un instrumento de alta rentabilidad para las empresas extranjeras que en él operan. A pesar de aquel primer hito, es en el año 1990 cuando es promulgada una ley que constituye el régimen y sus incentivos como un instrumento de política industrial y económica.

Tras el paso de algunos años, las industrias que se instalaron en la República Dominicana diversificaron sus sectores ampliamente; iniciaron a operar tabacaleras, fábricas de textiles, de calzados, exportadoras de productos agrícolas, manufactureras de joyería, entre otros, hasta llegar al momento actual donde la República Dominicana se posiciona como un lugar ideal para la fabricación y exportación de bienes con alto grado tecnológico como lo plantea la Fundación para la Innovación y Tecnologías de Información (ITIF, por sus siglas en inglés) en su estudio titulado “Evaluando la preparación de la República Dominicana para jugar un preponderante rol en las cadenas de valor de semiconductores y placas de circuitos impresos” (Assessing the Dominican Republic’s Readiness to Play a Greater Role in Global Semiconductor and PCB Value Chains); en el cual analiza cómo la evolución de las industrias de zonas francas dominicanas han ido cimentando un ecosistema que cubre todas las necesidades de las industrias de semiconductores y circuitos impresos.

 

Manufactura de aparatos de transfusión de sangre en la República Dominicana.

Con la antes mencionada incursión de las empresas de inversión extranjera en el país también se expandieron los sectores de fabricación en las zonas francas. En la actualidad, la República Dominicana es sede para operaciones de significativa complejidad tales como dispositivos médicos (que es el principal renglón de exportaciones de zonas francas con un 30% en el 2023), dispositivos móviles (tabletas, teléfonos celulares, etc), circuitos eléctricos, cámaras de seguridad, placas de circuitos impresos, capacitores eléctricos, entre otros. A modo de referencia, el estudio también cita la presencia en el país de algunas empresas de gran reconocimiento tales como Rockwell Automation Technologies, Eaton Corporation, Prime Technology Inc., Fenix Manufacturing Solitions GMBH, Jabil, Accumed, Arjo, Baxter, Biometrics, Edward Lifesciences, entre otros; Cabe señalar que el 98.8% de las exportaciones de electrónicos de la República Dominicana van dirigidas al mercado de los Estados Unidos, reflejando esto la estrecha integración comercial entre ambos países y el aprovechamiento del acuerdo de libre comercio existente.

Sobre el capital humano

Joven dominicano trabajando en industria electrónica en la República Dominicana.

La formación técnica de los recursos humanos ha sido un eje fundamental para la expansión de las zonas francas dominicanas. En el mismo año 1990, fue creada una entidad dedicada a la formación técnica de la mano de obra dominicana, alcanzando al día de hoy cerca de 800,000 personas entrenadas en una variedad de programas formativos que hoy ascienden a más de 920 currículos, muchos de los cuales han sido concebidos conforme los requerimientos de cientos de empresas extranjeras que a lo largo de los últimos 30 años se han instalado en el país y cuales, además, han propiciado una sustanciosa transferencia de know-how que hoy está presente en gran parte de la fuerza laboral dominicana.

Además de la formación de las personas, una importante variable para la manufactura es el costo de la mano de obra; para ello, la República Dominicana ha instaurado salarios mínimos sectorizados que, conforme las necesidades de cada actividad manufacturera y, por supuesto, considerando el costo de vida en el país, delimitan el salario mínimo a pagar según el puesto de trabajo en cuestión. A modo enunciativo, es posible referir que el salario mínimo de los operarios en la actividad manufacturera de productos médicos y farmacéuticos fue en 2022 de US$287.92 mensuales, mientras que los puestos de nivel técnico en esta misma actividad el salario mínimo fue de US$532.72 mensuales.

Sobre los parques de zonas francas

En todo el territorio nacional se registran más de 800 empresas de zonas francas distribuidas en 87 parques.  Los operadores de parques de zonas francas se enfocan en proporcionar una gama de servicios especializados para que las empresas puedan dedicarse exclusivamente a la actividad manufacturera; algunos servicios que estas ofrecen son: gestión de recursos humanos, abastecimiento de energía, alimentación y cáterin, seguridad, servicios de contabilidad, gestión de oficina de aduanas en el parque, entre otros.

Por su parte, las empresas acogidas al régimen de zonas francas operan exentas de todos los impuestos de renta, impuestos municipales, impuestos aduanales (para la exportación y para la importación de maquinarias y materia prima), impuestos a los activos, entre otras exenciones que hacen su operativa financiera aún más ligera y acorde a su actividad manufacturera.

Perspectivas a nuevas actividades de manufactura

La estabilidad y crecimiento de las zonas francas dominicanas se corresponde en su totalidad con la estabilidad política y económica que el país ha experimentado por muchos años. Las políticas públicas y económicas, han hecho de la República Dominicana una nación hiperconectada a nivel logístico internacional, haciendo provecho de su ubicación geográfica; Además, un país integrado comercialmente, manteniendo acuerdos comerciales que permiten el acceso preferencial a los mercados de mayor potencial y proximidad, tales como Estados Unidos, la Unión Europea, Reino Unido, Centro América y con los signatarios del Sistema Generalizado de Preferencias (SGP) de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Al analizar la progresiva evolución de las industrias dominicanas, es posible constatar que cada nivel de sofisticación alcanzado ha desbloqueado la puerta hacia un siguiente nivel; desde las industrias más rudimentarias como la caña de azúcar, hasta las más sofisticadas como los dispositivos médicos. Tal es el caso del sector autopartes que se estrenará en el país con la instalación de un centro de fabricación de una empresa de origen japonés.

Siendo Japón uno de los países con mayor preponderancia en la manufactura de bienes electrónicos, componentes y autopartes, los hallazgos del estudio que hemos citado en este artículo me invitan a motivar a las empresas japonesas a explorar con atención las oportunidades que puede presentar la República Dominicana y su ecosistema para zonas francas para sus negocios; cual no solo presenta un destino confiable y seguro, sino también de alta rentabilidad y conveniencia operacional.

 

S.E. Robert Takata

Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República Dominicana en Japón

 

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