Hace casi nueve décadas, específicamente desde el año 1934, que la República Dominicana y Japón establecieron relaciones diplomáticas. Todos estos años han servido para que ambos países aumenten cada vez más el conocimiento mutuo, la valoración positiva hacia los elementos que les son afines y el respeto absoluto por aquellos que les diferencian.

Igualmente, este año se celebran 65 años desde que, en 1956, se produjera la llegada de las primeras familias de migrantes japoneses a la República Dominicana, dentro de las que se encontraba la de mi padre, conformada además por el suyo, su madre y dos hermanos. Los migrantes japoneses encontraron en la República Dominicana una sociedad conformada por hombres valerosos, honrados y trabajadores. Ha sido ese tipo de sociedad la que, animada por el espíritu de hospitalidad, paz y confraternidad, ha tejido durante décadas las armoniosas relaciones diplomáticas de las que hoy disfrutan ambos países y que con tanto interés valoran y atesoran.

En ese contexto histórico el presidente Luis Abinader, en el interés de fortalecer aún más las excelentes relaciones diplomáticas existentes entre nuestros países, me ha concedido el enorme privilegio de representar a la República Dominicana como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario ante un país tan admirado y respetado como Japón.

De manera que, siguiendo las directrices de la nueva política exterior de la República Dominicana, la cual está orientada hacia la generación efectiva de cambios integrales en todos sus componentes y bajo la coordinación del Ministerio de Relaciones Exteriores, trabajaré con gallardía y sin descanso con el objetivo de lograr sinergias positivas que robustezcan aún más el aprecio, el respeto y la mutua valoración entre ambos países.

A los dominicanos, el fraternal saludo, aprecio y consideración de siempre; a los japoneses, el abrazo sincero de todo un pueblo que les respeta, les admira y les agradece hasta la eternidad.

Robert Takata